Pocas cosas hay más reconciliadoras con la profesión que conocer las estrategias y métodos de otros compañeros para realizar su trabajo.
La aparente soledad del profesor con autoridad supuestamente onmisciente en el aula, que todos los profesores reconocemos un poco estresante de soportar, se convierte en abierta comunidad de muchos, en entrañable lugar de encuentro de colegas y conocedores de esta actividad laboral y de sus necesidades cuando entramos en esos verdaderos y reales templos de la sabiduría pedagógica que son los foros y los padlets creados en aras de comprendernos y mejorarnos como profesionales.
Así es como lo percibo yo cuando realizo un curso como el que estoy haciendo ahora de Flipped Classroom.
Y es que no sólo aprendemos de lo que nos enseñen los profesores del curso, sino, y aún más, de las experiencias compartidas por nuestros compañeros, incluso de diferentes materias a la nuestra, de la exposición de sus retos docentes y de las soluciones, dadas por otros o encontradas por ellos mismos, a dichos retos: proyectos, técnicas, metodologías, recursos TIC o no TIC, gamificación...
Todo ello me lleva a replantearme mi punto de vista, a reformular mis objetivos y mi forma de abordarlos y, sí, a modificar hábitos de trabajo en la forma de plantearme la enseñanza en el día a día con mis alumnos. Estos últimos, ciudadanos del mañana, serán los primeros beneficiarios de la interacción de nosotros, sus profesores, los unos con los otros.
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