lunes, 2 de mayo de 2016

El "cowboy" o Simbad, ¿quién vencerá en la globalización? Fátima Mernissi

La escritora marroquí Fátima Mernissi (1940-2015)

Discurso de Fátima Mernissi para la ceremonia de entrega del Premio Príncipe de Asturias:
1.- ¿Por qué tenemos miedo al extranjero? Porque tememos que nos agreda y nos lastime. Todos tenemos miedo al Cowboy porque si un desdichado extranjero se acerca a sus fronteras, automáticamente saca sus revólveres. Sin embargo, no tenemos miedo a Simbad el Marino porque en los Cuentos de las mil y una noches, los Ouççaç (narradores públicos) contaban, en el Bagdad del siglo IX, que la suerte de poder viajar a islas lejanas y comunicarse con los extranjeros, le daba placeres y beneficios. En la civilización del Cowboy el extranjero siempre es el enemigo porque el poder y la gloria proceden del control de las fronteras; en la de Simbad, sin embargo, el diálogo con el extranjero enriquece.

1.1.- Simbad es lo contrario de un emigrante. Siempre regresa a su punto de partida, que es Bagdad. En sus siete viajes, sale en barca de Bagdad, Tigris abajo, hasta el puerto de Basora, desde donde parte, cuando el monzón sopla de occidente a oriente, a bordo de navíos, repletos de mercaderes árabes o persas, que surcan el océano Ìndico hasta los puertos de las islas de Malasia, Indonesia y China. Simbad, y los mercaderes que lograban sobrevivir a los naufragios, permanecían en los puertos asiáticos seis u ocho meses, esperando la estación en la que el monzón fuera favorable y soplara del este hacia el oeste. Pero Simbad no era una mera ficción, representaba a una clase de mercaderes de Bagdad que obtenía riqueza y placer de los viajes y de la comunicación con el extranjero:
1.1.1.- Prueba de ello es que, si consultan un diccionario francés o inglés, comprobarán que la palabra monzón es de origen árabe, viene de mawassim (estaciones).
1.1.2.- Otra prueba es que Simbad representaba a toda una civilización de viajeros-comunicadores y que la islamización de Malasia, Indonesia y parte de China no se logró con ejércitos, sino fundamentalmente gracias a los mercaderes Sufíes que hablaban de su nueva religión: un Islam donde el extranjero es el mejor aliado, un Islam Sufi que se resume en las tres postales que les han repartido:
Postal N°l-Versículo 34 de Surat 41: “Responde a la agresividad con bondad.”.
Postal N°2-Ibn’Arabi: “El ojo es como un espejo: el espejo es único pero, en el ojo del que mira, las imágenes son múltiples”.
Postal N°3-Ibn’Arabi: “Mi religión es el amor” lo que significa que si el jefe me dice que el Islam es la violencia, está hablando de otra religión, no de la mía.

2.- Pero ¡Cuidado! No identifiquen automáticamente al Cowboy con la civilización americana y a Simbad con la árabe; de lo que yo quiero hablar aquí es del modelo de extranjero: ¿quién tiene el increíble poder de controlar nuestro imaginario haciéndonos percibir al extranjero como un ser maléfico (modelo Cowboy) o bondadoso (modelo Simbad)? Quiero sugerir la hipótesis de que nuestro modelo de extranjero nos viene impuesto por los intereses de la élite que controla el estado y su máquina burocrática; si Simbad representa un héroe en el Bagdad del siglo IX y, concretamente en el reinado del Califa Harun er-Rachid, es porque en aquel momento el Estado era todavía incipiente y la élite dirigente podía acumular riquezas y poder gracias a un Islam que en esencia era una estrategia de comunicación.

3.- Pero un siglo más tarde, en la misma dinastía Abasida que seguía reinando en Bagdad, aparece un Califa Cowboy: al-Mu’tadid, que declaró la guerra a Simbad, prohibió a los Musulmanes el acceso a los especialistas que enseñaban el arte del diálogo y censuró los libros que explicaban las técnicas de comunicación. ¿Por qué? Porque nuestro Califa Cowboy tenía a su disposición un formidable Estado con una burocracia imperial creada por los consejeros persas. Los califas árabes, que procedían de la tradición nómada y lo ignoraban todo del estado centralizado, habían encontrado en los Persas a unos campeones de la ingeniería y la burocracia imperial. Mu’tadid, nuestro califa cowboy, disponía de una formidable estructura policial, reforzada con espías, para vigilar a la población de Bagdad y de una temible fuerza militar para vencer al extranjero. Vamos a leer juntos la declaración de guerra del Califa cowboy contra Simbad para poder entender algo muy importante en un planeta condenado a la globalización: el deseo de aterrorizar a los extranjeros nunca es un deseo del pueblo sino de las mafias que fabrican las armas y se las confían a espías y policías:
«Durante ese año 279 de la hégira (siglo X del calendario cristiano) se decretó (nudia) en las calles de Bagdad por orden del Sultán del Islam (sultan al muslimin) alMu’tadid que a partir de ese momento quedaba prohibido a los narradores públicos (quççaç), portavoces de las sectas (turuqiya) y astrólogos… apostarse en las calles o hablar en las mezquitas. Y se prohibió a los libreros vender libros de retórica (kalam), filosofía (falsafa) y Jadal (técnicas del diálogo)».(Fuente : el historiador Ibn Katir en su libro El principio y el fin (Al bidaya wa nihaya), volumen Il, año 279. Ibn Katir en 774 de la hégira , (Siglo XIV)

Conclusión: Es posible imaginar, tomando como modelo a Simbad, una globalización en la que el papel de los estados consista en facilitar a los ciudadanos el conocimiento de las técnicas de comunicación y el arte de la navegación y del viaje; porque Simbad, como ya he dicho, es lo contrario del emigrante. Siempre regresa a Bagdad. Pero ¿de dónde se sacaría el dinero para enseñar las técnicas de comunicación a los ciudadanos? Bastaría con transferir el dinero que los cowboys destinan a fabricar armas para espías, policías y soldados, a las instituciones que enseñan el arte del diálogo. ¿Quién va a perder con este cambio? Los ciudadanos no, desde luego.


"Decálogo del perfecto cuentista" (Horacio Quiroga)

Horacio Quiroga, (1878-1937) escritor uruguayo
maestro del cuento latinoamericano.

I) Cree en el maestro Poe, Maupassant, Kipling, Chejov como en Dios mismo.

II) Cree que tu arte es una cima inaccesible. No sueñes en dominarla. Cuando puedas hacerlo lo conseguirás, sin saberlo tú mismo.

III) Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que cualquier otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

IV) Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V) No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adonde vas. En un cuento bien logrado las tres primeras líneas tienen casi la misma importancia que las tres últimas.

VI) Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba un viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla.

VII) No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

VIII) Toma los personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta aunque no lo sea.

IX) No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirlo tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

X) No pienses en los amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si el relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento.

Antiguos reporteros modernos

Esta es la portada de uno de esos antiguos libros que se utilizaban para enseñar lengua durante una época ya pasada, bajo otro régimen político, y donde, como suele suceder casi siempre, pero entonces con menos disimulo y de forma más flagrante, además de enseñarse lengua se enseñaba toda la ideología que era posible y hasta imposible. Porque, si nos damos cuenta, estos alumnos atentísimos que para sí quisiéramos todos, y a los que se intuye no solamente buenos alumnos, sino buenos hijos, y, sobre todo, futuros buenos ciudadanos, hacen cosas supuestamente propias de su estado y condición: Uno, el más alto, toma notas, otros dos, los más pequeños, escuchan, ¿y qué hace el mediano, el único que, sin traje de chaqueta va con chaleco y en mangas de camisa? ¿Qué es lo que afanoso en su quehacer, y ya casi tan concentrado en su profesión que incluso se atreve a infringir la etiqueta indumentaria, le ofrece a Don Quijote? Quizá, si nos fijamos atentamente entre los rayajos del ejemplar deteriorado por el uso, vemos que hay uno que no es falso, una raya verde oscuro que sale del objeto misterioso cayendo hacia el suelo....., ¿se trata acaso de un micrófono? Entonces nos encontraríamos con unos reporteros que, en lugar de hacer una crónica viva de su verdadero tiempo histórico, y de así ponerle el micrófono a sus propios contemporáneos, han viajado como en la ciencia ficción varios siglos al pasado para ¿grabar las primeras declaraciones de Don Quijote al recobrar el juicio? o ¿las últimas antes de perderlo?, o ¿acaso a los censores de la época se les pasó el pequeño detalle de que el señor que les adoctrinaba con el dedo levantado estaba loco?

ACTIVIDAD
Imagina que tienes que entrevistar a un personaje literario: ¿Qué preguntas le harías? ¿Qué medios tecnológicos utilizarías? Haz una lista de un mínimo de seis preguntas que le formularías y de las posibles respuestas que él o ella te daría.

Los cuentos que curan o la literatura medicinal

Una de las obras de referencia en la medicina medieval es una llamada en latín Tacuinum Sanitatis o sea Guía de la Salud, sabiduría esta como muchas otras traída de la cultura árabe. La aridez del texto fue remediada en parte en algunas ediciones del siglo XIV con ilustraciones que hoy consideramos preciosísimas, pues en realidad son estampas costumbristas de la vida medieval. No obstante la belleza incomparable de este libro tan curioso del que quedan escasos ejemplares, nos conmueve, aunque no sorprende que entre los alivios para la salud (vegetales, frutas, frutos secos, etc.) también hallamos costumbres como bailar, dormir, y también la que más nos emociona, escuchar a un narrador de cuentos, por supuesto, orales, lo que hoy se llama cuenta cuentos. Y ahí está la reunión familiar en ambiente nocturno (la negrura de la puerta y la ventana que dan al exterior), cuando la madre infatigable hila, y el abuelo atiza el fuego del hogar mientras cuenta no sabemos, aunque sí imaginamos, historias tradicionales a los infantes, y uno, ya no tan niño por la barba que ostenta, ha inclinado la cabeza en señal quizá de que Morfeo lo arrulla en sus brazos. La traducción lo dice claro: La misma naturaleza que la del sueño. Porque la salud no es solo cuestión del cuerpo sino también de la mente, y para la mente la narración de historias es alimento imprescindible. Género literario: literatura medicinal.

CUESTIONES
-Esta situación de la familia reunida por la noche escuchando historias ¿Recuerda alguna situación actual pero usando medios de comunicación de masas?
-¿A qué crees que se debe que sea la persona de más edad la que haga de narrador? ¿Tiene eso que ver con las características de la transmisión oral?
-¿Por qué crees que la narración de historias es buena para la salud? ¿Qué beneficios aporta a nuestro estado psicológico y mental? ¿Hay alguna historia sea oral o escrita, que te haga sentir bien tras escucharla?
-Este efecto positivo de la narrativa sobre el ser humano, ¿lo realiza otro tipo de discursos no literarios, como la música o el cine? ¿Qué obras musicales o cinematográficas te hacen sentir bien?
-¿Hay obras de origen literario que cumplen ese efecto curativo también en sus versiones cinematográficas y musicales?